En esta sección te informamos acerca de las enfermedades reumáticas más comunes, como la artritis reumatoide o la osteoporosis, y también algunas otras que, por la trascendencia de un diagnóstico precoz, un tratamiento eficaz o por los avances en investigación, es importante reseñar aquí para una correcta información del paciente.
Qué es
El término artritis idiopática juvenil (AIJ) hace referencia a un grupo heterogéneo de enfermedades inflamatorias de origen desconocido que comienzan durante la infancia y cuya expresión clínica común es la artritis.
A quién afecta
Uno de los falsos mitos que existen en torno a las enfermedades reumáticas es que afectan únicamente a personas mayores, sin embargo, las patologías del aparato musculo-esquelético también se dan durante la infancia y la adolescencia. En estos pacientes, las enfermedades reumáticas afectan sobre todo al tejido conjuntivo, principal componente del aparato locomotor (articulaciones, músculos y tendones) y que también forma parte de otros órganos como la piel, ojos, vasos sanguíneos, etc.
Diagnóstico
Los especialistas consideran requisito indispensable para el diagnóstico de AIJ la persistencia de la artritis durante al menos seis semanas en pacientes menores de dieciséis años una vez que se hayan descartado otras posibles causas.
Además de la artritis, la AIJ se pueden acompañar de otros síntomas muy variados, como dolor e inflamación de las articulaciones, erupciones de la piel, fiebre, aumento del tamaño de los ganglios, inflamación de los ojos, cansancio, retraso del crecimiento, etc. En concreto, la artritis idiopática juvenil se caracteriza por la presencia de inflamación de la membrana sinovial o sinovitis que puede causar la destrucción de las estructuras intra y periarticulares, con el consiguiente deterioro funcional.
Clasificación de la Artritis Idiopática Juvenil:
- Artritis sistémica
- Oligoartritis
- Poliartritis (factor reumatoide positivo)
- Poliartritis (factor reumatoide negativo)
- Artritis psoriásica
- Artritis relacionada con entesitis
- Artritis indiferenciada
Consulta al reumatólogo
Es importante conocer los síntomas y exponerle todas las dudas al reumatólogo con el fin de establecer el diagnóstico lo antes posible, identificar las posibles complicaciones y comenzar la estrategia terapéutica más adecuada para cada paciente. Todo ello encaminado a conseguir un mejor control de la enfermedad y una evolución favorable de la misma.
Qué es
La artritis psoriásica es una enfermedad de las articulaciones que se presenta en aproximadamente un 10% de pacientes que padecen psoriasis en la piel. En algunos casos, aparece antes la artritis y las lesiones cutáneas se desarrollan con el paso del tiempo, y en otros, la afectación de la piel no se produce a pesar de padecer la enfermedad articular. Según datos del estudio de prevalencia de las enfermedades reumáticas en la población adulta española (EPISER 2016), la prevalencia de esta enfermedad es del 0,58%.
Síntomas
La lesión articular es inflamatoria, es decir, cursa con dolor, hinchazón, calor, dificultad de movimiento de la articulación inflamada y con el tiempo posibilidad de deformación.
Se trata de una enfermedad crónica que evoluciona de manera irregular a lo largo de la vida alternando épocas de inactividad y otras de inflamación y dolor. La artritis psoriásica se inicia lentamente y la forma de manifestarse es diferente para cada individuo, pero los expertos han establecido cinco formas de aparición, aunque se pueden superponer algunas de ellas en algunos pacientes:
- Artritis oligoarticular asimétrica, que afecta a unas pocas articulaciones de las extremidades. Es la forma más frecuente.
- Artritis que afecta principalmente a las interfalángicas distales de las manos.
- Artritis simétrica similar a otra enfermedad articular llamada artritis reumatoide.
- Artritis mutilante, que es muy rara aunque destructiva y deformante.
- Artritis que afecta a la columna y articulaciones de la pelvis o sacroilíacas de forma similar a otra enfermedad reumática llamada espondilitis anquilosante.
En ocasiones, la artritis psoriásica puede afectar a otras partes del cuerpo diferentes de las articulaciones como pueden ser el ojo o el hueso. En este último, las lesiones aparecen principalmente en la inserción de los tendones y de los ligamentos. Es frecuente la inflamación de la inserción del tendón de Aquiles en el hueso calcáneo (talón).
La gravedad de la artritis no tiene relación con la extensión de la lesión de la piel. El principal síntoma dérmico de esta patología es la aparición de placas de piel enrojecida bien delimitadas, cubiertas de escamas blanquecinas y que frecuentemente se distribuyen de forma bilateral afectando a zonas de roce como los codos o las rodillas. Los síntomas articulares son comunes a cualquier tipo de artritis (dolor, calor, enrojecimiento, incapacidad de movilizar la articulación y, en ocasiones, deformación de la misma). Sin embargo, hay tres cosas que la diferencian del resto de las artritis: la afectación articular acostumbra a ser asimétrica, es decir si se afecta una rodilla no acostumbra a estar lesionada, simultáneamente la otra rodilla; lesiona las articulaciones interfalángicas distales (las que hay junto a las uñas); produce una inflamación conjunta de las articulaciones y de los tendones de los dedos, conocida como “dedo en salchicha” o dactilitis.
Qué es
En los tiempos antiguos de la Medicina, la artritis se consideraba como una única enfermedad contra la cual “poco se podía hacer”, salvo aconsejar la toma de Colchicina o derivados de la corteza del sauce, y esperar. A pesar de ser una enfermedad grave, en la actualidad sigue siendo una patología desconocida para la población general y muchas veces se confunde con otras enfermedades reumáticas.
El término “artritis” significa inflamación de las articulaciones y no debe confundirse con dolor en las articulaciones por otro motivo que no sea la inflamación, como sucede por ejemplo en la artrosis.
Síntomas
La artritis reumatoide (AR) es una enfermedad reumática crónica que se caracteriza por la afectación de las articulaciones periféricas (manos, pies, muñecas, hombros, codos, caderas y rodillas). En las que se produce dolor, hinchazón secundaria a la inflamación de la membrana sinovial y rigidez sobre todo por la mañana o después de periodos prolongados de reposo.
Además de dañar las articulaciones y los tejidos circundantes (tendones y músculos) que puede provocar una disminución de la movilidad y de la función articular, la inflamación crónica puede afectar a otros órganos como el corazón, el pulmón o el riñón. Es por esto que la artritis reumatoide se considera una enfermedad sistémica (o lo que es lo mismo, generalizada). Además, si la inflamación es elevada y mantenida, puede provocar fiebre, cansancio, astenia, pérdida de peso y pérdida de apetito.
Diagnóstico
Es importante controlar los brotes y mantener la enfermedad controlada para evitar las posibles complicaciones. Actualmente gracias al diagnóstico precoz y a la existencia de nuevos tratamientos, la mayoría de los pacientes consiguen tener la enfermedad controlada desde etapas más tempranas y mantener así su calidad de vida.
Prevalencia
Según el estudio EPISER sobre prevalencia e impacto de las enfermedades reumáticas, realizado por la Sociedad Española de Reumatología (SER), se estima que en España más de 200.000 personas padecen artritis reumatoide y cada año se diagnostican en torno a 20.000 casos nuevos, dato muy importante si tenemos en cuenta que la artritis reumatoide es la más incapacitante de las enfermedades reumáticas.
Qué es
La artrosis es una patología reumática que lesiona el cartílago articular.
Las articulaciones son los componentes del esqueleto que nos permiten el movimiento y, por tanto, nuestra autonomía funcional y están formadas por la unión de dos huesos a través de la cápsula articular. En el interior de las mismas existe, generalmente, un fluido llamado líquido sinovial que es producido por la membrana sinovial. Los extremos óseos que se unen para formar la articulación están recubiertos por el cartílago articular.
Cuando este cartílago articular se lesiona, se produce dolor, rigidez e incapacidad funcional. Normalmente la artrosis se localiza en la columna cervical y lumbar, algunas articulaciones del hombro y de los dedos de las manos, la cadera, la rodilla y la articulación del comienzo del dedo gordo del pie.
Síntomas
Es importante diferenciarla de la artritis, ya que en ésta es la inflamación la causante de la enfermedad y en la artrosis es el “desgaste”. Son dos enfermedades que cursan con dolor, en ocasiones hinchazón y rigidez, pero en la artrosis el dolor es de tipo mecánico (es decir, se desencadena con los movimientos y mejora con el reposo).
Origen
Esta enfermedad reumática no es hereditaria, pero sí tiene un componente de riesgo genético que, junto con otros factores, puede hacer que aparezca con más facilidad en los sujetos que tienen una historia familiar. Es importante conocer esto y conocer también que factores de riesgo como la obesidad, la falta de ejercicio físico o las alteraciones en la postura influyen en el desarrollo de la enfermedad y modificarlos está al alcance del propio paciente tanto para prevenir o retrasar los síntomas como para favorecer al tratamiento.
Prevalencia
En España, la artrosis afecta al 10% de la población general, representando casi la cuarta parte del total de pacientes atendidos en las consultas de los reumatólogos. Según el estudio EPISER 2016 de la Sociedad Española de Reumatología, la artrosis sintomática de rodilla tiene una prevalencia puntual del 13,83% y la artrosis de mano del 7,73%. Asimismo, otros estudios han revelado que alrededor de la mitad de la población adulta de más de 50 años muestra signos radiológicos de artrosis de rodilla aunque es más frecuente en mujeres sobre todo a partir de 55 años.
Qué es
La dermatomiositis (DM) es una enfermedad autoinmune rara que afecta fundamentalmente a la piel y al tejido muscular de tipo estriado. Fue descrita dentro de la clasificación de Bohan y Peter en 1975 junto con la polimiositis, sin embargo, posteriormente se incluyó en una clasificación más amplia junto con otras enfermedades como la dermatomiositis sine miositis, la miopatía por cuerpos de inclusión y la miositis eosinofílica, entre otras.
Epidemiología
La dermatomiositis se considera una enfermedad rara. Su incidencia anual es del orden de 4-6 casos al año por cada millón de habitantes. Se considera una enfermedad de distribución universal, aunque es un poco más prevalente en la raza caucásica y menos frecuente en la raza negra. Es dos veces más frecuente entre mujeres que hombres. Y, aunque existe una forma juvenil que suele debutar antes de los 16 años, las manifestaciones de la enfermedad son más frecuentes entre los 30 y 40 años.
Cuáles son sus manifestaciones
La dermatomiositis tiene dos grandes manifestaciones: la muscular y la cutánea. Las manifestaciones musculares son fundamentalmente la debilidad y el dolor. Estas se pueden presentar en la práctica totalidad del cuerpo, sin embargo, son más frecuentes en grupos musculares periféricos proximales. Los síntomas musculares no tienen necesariamente que ser los primeros en manifestarse, pero rara vez están ausentes al momento del diagnóstico. La intensidad de la debilidad puede condicionar que el paciente se valga por sí mismo para actividades diarias, como caminar o vestirse, sin embargo, normalmente se manifiesta como una debilidad más bien moderada. Si bien otros grupos musculares pueden ser afectados, el compromiso de la musculatura torácica o abdominal es infrecuente o se presenta en etapas avanzadas de la enfermedad.
Las manifestaciones cutáneas son un tanto más llamativas. A nivel de la cara se puede identificar una erupción de la piel de color violáceo que rodea los ojos y que recibe el nombre de heliotropo. Esta misma erupción se puede visualizar en zonas seborreicas de la cara. En la región cervico-dorsal se puede apreciar el denominado “signo del chal” o “eritema en capelina”, que consiste en la presencia de un eritema (enrojecimiento de la piel) que abarca la superficie del cuello desde la zona occipital hasta la base del cuello. A nivel de las manos se pueden identificar lesiones tipo placas o pápulas de color violáceo acompañadas de procesos descamativos que recuerda a la psoriasis. Se conocen como “pápulas de Gottron” y se suelen aglutinar en las superficies de extensión de las articulaciones de los dedos aunque también se pueden ver en territorios de extensión de codos y rodillas. Otras lesiones cutáneas relativamente características son las calcicosis subcutáneas, aunque estas son más propias de la forma juvenil.
Aunque la dermatomiositis puede tener manifestaciones viscerales, probablemente la más relevante es la respiratoria. Se presenta como un cuadro de insuficiencia respiratoria que obedece a la aparición de un patrón fibroso difuso que provoca una sensación de ahogo ante esfuerzos intermedios y menores.
Cómo se diagnostica
Como muchas otras enfermedades reumáticas, el diagnóstico de clasificación se establece por medio de la confluencia de criterios clínicos. En el caso de la dermatomiositis, y en general de las miopatías inflamatorias, existen una serie de anticuerpos que ayudan al clínico en la clasificación de la enfermedad. La sensibilidad de estos anticuerpos es baja, por lo que no se pueden utilizar para excluir diagnósticos. Entre estos anticuerpos destacan el Anti-Jo-1, anti-PL-7, anti-PL-12, anti-U1, anti-PM-Scl, etc.
Otra prueba complementaria que permite valorar la extensión del compromiso muscular es la Resonancia Magnética Nuclear que a su vez tiene valor en el seguimiento evolutivo junto con la determinación de la creatinfosfoquinasa y de los reactantes de fase aguda.
Cómo se trata
Como suele suceder con enfermedades de baja incidencia, la experiencia terapéutica es limitada, así como la existencia de estudios clínicos controlados. Pese a ello, se admite que el eje del tratamiento de la dermatomiositis es el uso de corticoesteroides sistémicos. En situaciones en las que no se consigue un control satisfactorio de la enfermedad se pueden probar otras terapias inmunomoduladoras como el metotrexato, ciclosporina, ciclofosfamida, azatioprina o terapias biológicas como el rituximab.
Qué es
La enfermedad de Behçet es una enfermedad inflamatoria crónica no contagiosa que se caracteriza por la presencia de aftas orales y genitales recurrentes asociadas a manifestaciones oculares, vasculares y cutáneas.
Prevalencia
Esta enfermedad es muy poco frecuente en nuestro medio, afecta a hombres y mujeres por igual y la edad de comienzo suele situarse entre los 20 y 40 años, aunque puede ocurrir en cualquier edad, incluso en la infancia. No se conoce exactamente cuál es su causa, pero sí se sabe que algunas personas pueden tener cierta predisposición genética.
Síntomas
En concreto esta patología, causa úlceras en la boca en forma de llagas dolorosas, úlceras genitales e inflamación y dolor ocular.
También puede causar varios tipos de lesiones en la piel, inflamación de las articulaciones (artritis), inflamación intestinal con diarrea e inflamación del sistema nervioso, tanto central (cerebro, cerebelo, tronco cerebral, médula espinal, meninges) como de los nervios periféricos (brazos y piernas). Estas lesiones son el resultado de la inflamación de arterias y venas (vasculitis).
La evolución de la enfermedad de Behçet suele ser intermitente, con períodos de remisión (falta de actividad de la dolencia) y de exacerbación (períodos de actividad) a lo largo de los años, con una tendencia progresiva hacia la remisión y a una menor intensidad de los periodos de actividad. Los síntomas pueden durar desde días a semanas, o pueden persistir durante meses o años. Más del 60% de pacientes no desarrolla manifestaciones graves a lo largo de la enfermedad.
Qué es
La esclerosis sistémica es una enfermedad autoinmune crónica en la que se produce una alteración del colágeno (conjunto de proteínas que dan soporte a los órganos y tejidos del organismo), lo que provoca que la piel se esclerose, es decir se endurezca, así como los diferentes órganos a los que pueda afectar.
Síntomas
El tejido más afectado es la piel, que dependiendo de la extensión se clasifica en esclerosis sistémica difusa o limitada. Otros órganos como los pulmones, el corazón, el riñón y el aparato digestivo también pueden verse dañados.
Evolución
La evolución de la enfermedad puede ser más o menos rápida dependiendo del grado de afectación. Existen pacientes en los que las complicaciones pueden ser graves y frecuentes y otros con una evolución mucho más benigna. Las complicaciones más habituales suelen ser aquellas relacionadas con la piel, como el cambio de coloración en las manos (dedos blancos como la cera, amoratados o rojizos) secundario generalmente a exposición al frío, o la aparición de úlceras dolorosas en las yemas de los dedos. Otros síntomas generales que revelan una posible lesión de otros órganos son la dificultad al tragar, el reflujo después de las comidas y la sensación de falta de aire al realizar esfuerzos moderados, entre otros.
“Durante el primer año, el reumatólogo suele poder clasificar y hacer un pronóstico de la gravedad de la enfermedad en cada caso, y advertir al paciente sobre qué complicaciones son posibles, la forma de vigilarlas y el tratamiento más apropiado para las mismas.”
Prevalencia
Es una enfermedad rara de origen desconocido, que afecta a una de cada 50.000 personas. Puede aparecer a cualquier edad siendo más frecuente en mujeres de mediana edad. Se sabe que su incidencia aumenta en grupos de personas expuestos a determinados productos tóxicos (como el tabaco) y que factores como el estrés excesivo, la exposición al frío y algunos fármacos pueden influir en el empeoramiento de los síntomas.
Qué es
Las espondiloartropatías o espondiloartritis son una familia heterogénea de enfermedades reumáticas interrelacionadas que comparten características clínicas, patogénicas, genéticas, radiológicas, epidemiológicas y de respuesta terapéutica, lo que permite que se distingan claramente de otras enfermedades inflamatorias del aparato locomotor, especialmente de la artritis reumatoide.
Causas
No se sabe exactamente qué produce este tipo de enfermedades, pero sí que la genética juega un papel importante en favorecer su aparición, tanto es así que los familiares de primer grado de pacientes con espondiloartritis tienen un riesgo superior de padecer la enfermedad frente a la población general.
Dentro de este grupo se incluyen en la actualidad: espondilitis anquilosante, artritis reactivas, artritis psoriásica, artritis de la enfermedad inflamatoria intestinal, un subgrupo de artritis crónica juvenil y las espondiloartritis indiferenciadas.
Síntomas y desarrollo
La espondilitis anquilosante es una enfermedad inflamatoria crónica que afecta fundamentalmente a las articulaciones de la columna vertebral, las cuales tienden a soldarse entre sí, provocando una limitación de la movilidad (de ahí el término anquilosante, que proviene del griego “ankylos” y significa soldadura, fusión). Como resultado final se produce una pérdida de flexibilidad de la columna, quedándose rígida y fusionada.
“Esta enfermedad reumática evoluciona produciendo brotes o ataques de inflamación de las articulaciones de la columna vertebral, o de otras articulaciones como los hombros, las caderas, las rodillas o los tobillos. Entre ataque y ataque, generalmente, el paciente se queda sin síntomas de dolor y mantiene una actividad cotidiana normal.”
Prevalencia
Es una enfermedad frecuente, ya que según los datos actuales se calcula una incidencia de unos 7 casos nuevos por cada 100.000 habitantes al año. Habitualmente la espondilitis anquilosante aparece en varones entre los 20 y los 30 años de edad, siendo menos frecuente en mujeres y más leve.
Qué es
La palabra fibromialgia (FM) significa dolor en los músculos y en el tejido fibroso (ligamentos y tendones). La fibromialgia se caracteriza por dolor musculoesquelético generalizado y sensación dolorosa a la presión en unos puntos específicos (puntos dolorosos). Este dolor se parece al originado en las articulaciones, pero no es una enfermedad articular.
La fibromialgia es frecuente, la padece entre el 2% al 6% de la población, sobre todo mujeres. Puede presentarse como única alteración (fibromialgia primaria) o asociada a otras enfermedades (fibromialgia concomitante).
Síntomas
En términos generales podemos decir que la fibromialgia consiste en una anomalía en la percepción del dolor, de manera que se perciben como dolorosos, estímulos que habitualmente no lo son. Además de dolor, la fibromialgia puede ocasionar rigidez generalizada, sobre todo al levantarse por las mañanas, y sensación de inflamación mal delimitada en manos y pies. También pueden notarse hormigueos poco definidos que afectan de forma difusa sobre todo a las manos.
La persona que busca la ayuda del médico suele decir “me duele todo”, pero otras veces es referido como quemazón, molestia o desazón. Con frecuencia el dolor varía en relación con la hora del día, el nivel de actividad, los cambios climáticos, la falta de sueño o el estrés.
Además del dolor, la fibromialgia ocasiona muchos otros síntomas: el 90% de los pacientes tienen cansancio, el 70-80% trastornos del sueño y hasta un 25% ansiedad o depresión. También son muy frecuentes síntomas como mala tolerancia al esfuerzo, sensación de rigidez generalizada (sobre todo al levantarse por las mañanas), sensación de inflamación mal delimitada en manos y pies, hormigueos que afectan de forma difusa sobre a las manos, jaquecas, dolores en la menstruación, colon irritable, sequedad en la boca y los ojos.
Causas
No se conoce la causa de esta alteración, pero se piensa que hay muchos factores implicados. Hay personas que desarrollan la enfermedad sin causa aparente y en otras comienza después de procesos identificables como puede ser una infección bacteriana o viral, un accidente de automóvil o en otros casos aparece después de que otra enfermedad conocida limite la calidad de vida (artritis reumatoide, lupus eritematoso, etc.).
Estos agentes desencadenantes no parecen causar la enfermedad, sino que lo que probablemente hacen es despertarla en una persona que ya tiene una anomalía oculta en la regulación de su capacidad de respuesta a determinados estímulos.
Diagnóstico
La fibromialgia se reconoce como un síndrome, lo que significa que el reumatólogo la identifica cuando encuentra en una persona determinada unas alteraciones que concuerdan con las que han sido previamente fijadas por expertos para su diagnóstico.
Es muy importante establecer un diagnóstico firme porque ahorra una peregrinación en busca de diagnósticos o tratamientos, mejora la ansiedad que produce encontrarse mal sin saber por qué y permite fijar objetivos realistas.
Tratamiento
La enfermedad no tiene curación definitiva. El objetivo del tratamiento es mejorar el dolor y tratar los síntomas acompañantes, para conseguir una gran mejoría en la calidad de vida de estos pacientes.
Es importante conocer la naturaleza de la enfermedad y cuales son los factores desencadenantes de brotes, realizar tratamiento de las alteraciones psicológicas asociadas si las hay (ansiedad y depresión) y ejercicio físico suave diariamente.
Es importante establecer las mejores condiciones para un sueño reparador. Tener una cama no excesivamente blanda ni excesivamente dura, así como una almohada baja. Evitar la ingesta de sustancias y bebidas estimulantes, las temperaturas extremas y los ruidos y luces.
Los analgésicos disminuyen de manera parcial el dolor y sólo los debe tomar si su médico se lo indica. Otros grupos de medicamentos utilizados son los relajantes musculares que deben tomarse en tandas cortas y algunos fármacos antidepresivos que aumentan los niveles de serotonina y que mejoran los síntomas de la fibromialgia, pero todos ellos deben suministrarse bajo prescripción médica.
Evolución
A pesar de tener un carácter benigno porque no produce secuelas físicas (no destruye las articulaciones, no ocasiona lesiones irreversibles ni deformidades) ni influye en la supervivencia del paciente, el impacto que origina en la calidad de vida de quien la padece es muy variable de unas personas a otras pudiendo ser limitante.
Qué es
La palabra fibromialgia (FM) significa dolor en los músculos y en el tejido fibroso (ligamentos y tendones). La fibromialgia se caracteriza por dolor musculoesquelético generalizado y sensación dolorosa a la presión en unos puntos específicos (puntos dolorosos). Este dolor se parece al originado en las articulaciones, pero no es una enfermedad articular.
La fibromialgia es frecuente, la padece entre el 2% al 6% de la población, sobre todo mujeres. Puede presentarse como única alteración (fibromialgia primaria) o asociada a otras enfermedades (fibromialgia concomitante).
Síntomas
En términos generales podemos decir que la fibromialgia consiste en una anomalía en la percepción del dolor, de manera que se perciben como dolorosos, estímulos que habitualmente no lo son. Además de dolor, la fibromialgia puede ocasionar rigidez generalizada, sobre todo al levantarse por las mañanas, y sensación de inflamación mal delimitada en manos y pies. También pueden notarse hormigueos poco definidos que afectan de forma difusa sobre todo a las manos.
La persona que busca la ayuda del médico suele decir “me duele todo”, pero otras veces es referido como quemazón, molestia o desazón. Con frecuencia el dolor varía en relación con la hora del día, el nivel de actividad, los cambios climáticos, la falta de sueño o el estrés.
Además del dolor, la fibromialgia ocasiona muchos otros síntomas: el 90% de los pacientes tienen cansancio, el 70-80% trastornos del sueño y hasta un 25% ansiedad o depresión. También son muy frecuentes síntomas como mala tolerancia al esfuerzo, sensación de rigidez generalizada (sobre todo al levantarse por las mañanas), sensación de inflamación mal delimitada en manos y pies, hormigueos que afectan de forma difusa sobre a las manos, jaquecas, dolores en la menstruación, colon irritable, sequedad en la boca y los ojos.
Causas
No se conoce la causa de esta alteración, pero se piensa que hay muchos factores implicados. Hay personas que desarrollan la enfermedad sin causa aparente y en otras comienza después de procesos identificables como puede ser una infección bacteriana o viral, un accidente de automóvil o en otros casos aparece después de que otra enfermedad conocida limite la calidad de vida (artritis reumatoide, lupus eritematoso, etc.).
Estos agentes desencadenantes no parecen causar la enfermedad, sino que lo que probablemente hacen es despertarla en una persona que ya tiene una anomalía oculta en la regulación de su capacidad de respuesta a determinados estímulos.
Diagnóstico
La fibromialgia se reconoce como un síndrome, lo que significa que el reumatólogo la identifica cuando encuentra en una persona determinada unas alteraciones que concuerdan con las que han sido previamente fijadas por expertos para su diagnóstico.
Es muy importante establecer un diagnóstico firme porque ahorra una peregrinación en busca de diagnósticos o tratamientos, mejora la ansiedad que produce encontrarse mal sin saber por qué y permite fijar objetivos realistas.
Tratamiento
La enfermedad no tiene curación definitiva. El objetivo del tratamiento es mejorar el dolor y tratar los síntomas acompañantes, para conseguir una gran mejoría en la calidad de vida de estos pacientes.
Es importante conocer la naturaleza de la enfermedad y cuales son los factores desencadenantes de brotes, realizar tratamiento de las alteraciones psicológicas asociadas si las hay (ansiedad y depresión) y ejercicio físico suave diariamente.
Es importante establecer las mejores condiciones para un sueño reparador. Tener una cama no excesivamente blanda ni excesivamente dura, así como una almohada baja. Evitar la ingesta de sustancias y bebidas estimulantes, las temperaturas extremas y los ruidos y luces.
Los analgésicos disminuyen de manera parcial el dolor y sólo los debe tomar si su médico se lo indica. Otros grupos de medicamentos utilizados son los relajantes musculares que deben tomarse en tandas cortas y algunos fármacos antidepresivos que aumentan los niveles de serotonina y que mejoran los síntomas de la fibromialgia, pero todos ellos deben suministrarse bajo prescripción médica.
Evolución
A pesar de tener un carácter benigno porque no produce secuelas físicas (no destruye las articulaciones, no ocasiona lesiones irreversibles ni deformidades) ni influye en la supervivencia del paciente, el impacto que origina en la calidad de vida de quien la padece es muy variable de unas personas a otras pudiendo ser limitante.
Qué es
La gota es la enfermedad que se produce por la formación de cristales de una sal del ácido úrico (urato de sodio) en los tejidos, más frecuentemente en las articulaciones.
Causas
Se debe a la presencia de forma prolongada de un nivel de ácido úrico elevado en la sangre (que conocemos como “hiperuricemia”), de la misma forma que se forman los depósitos de sal común en las salinas. Cuando crecen y podemos verlos o tocarlos bajo la piel los conocemos como tofos.
Diagnóstico
El diagnóstico cierto de la gota se realiza al confirmar la presencia de estos cristales en los tejidos.
La hiperuricemia se produce casi siempre por una menor eliminación de ácido úrico por los riñones o por el intestino. A esto pueden contribuir distintos factores: predisposición genética, factores hormonales, enfermedades, medicamentos y dietas poco saludables.
Los cristales de urato producen una respuesta inflamatoria que puede producir síntomas bruscos (ataque de gota) de dolor e hinchazón intensa o pasar desapercibida (inflamación crónica asintomática).
Los ataques de gota afectan a las articulaciones, pero también pueden afectar a tendones y bolsas que rodean las articulaciones. Son un aviso de la presencia de cristales de urato en los tejidos y de la necesidad de buscar atención sanitaria al respecto.
Tratamiento
El tratamiento consiste en reducir los niveles de ácido úrico en la sangre, para que los cristales de urato se disuelvan de forma definitiva; esto requiere un nivel óptimo de ácido úrico durante un tiempo prolongado. La prevención y el tratamiento del dolor es bueno para los pacientes, pero no aborda el trastorno que produce la gota.
La gota se considera una enfermedad “curable”: alcanzar un nivel adecuado de úrico en sangre consigue disolver poco a poco los cristales, hacer desaparecer los síntomas y evitar que se produzcan daños irreparables en las articulaciones a largo plazo.
Es importante que los pacientes y los profesionales sanitarios consideremos la conveniencia de un diagnóstico certero y un tratamiento precoz y adecuado de la gota.
Los especialistas en reumatología estamos a su disposición para conseguirlo.
Qué es
El lupus se encuadra dentro de las enfermedades autoinmunes. El sistema inmunológico del cuerpo normalmente produce proteínas llamadas anticuerpos para proteger al organismo de virus, bacterias y otras sustancias extrañas denominadas antígenos. En una enfermedad autoinmune como el lupus, el sistema inmunológico se “confunde” y no diferencia entre las partículas extrañas (antígenos) y las propias células o tejidos, y produce anticuerpos en contra de “sí mismo”. A estos anticuerpos se les llama “autoanticuerpos” y son los responsables de la enfermedad.
Síntomas y desarrollo
El lupus eritematoso sistémico (LES) es además, como su nombre indica, una enfermedad sistémica. Esto quiere decir que puede afectar a muchos órganos: piel, articulaciones, riñones, corazón, pulmones, etc., pero la mitad de los pacientes con lupus tienen afectación casi exclusiva de la piel y las articulaciones. Así, la enfermedad frecuentemente exhibe –en la nariz y las mejillas– un eritema con forma de alas de mariposa.
Se trata de una enfermedad crónica, en la que la afectación orgánica persiste durante un largo periodo de tiempo e incluso toda la vida, pero no siempre se tienen síntomas, ya que por lo general cursa por brotes (periodos de actividad de la enfermedad), mientras que otros periodos son de inactividad o remisión.
Prevalencia
Afecta principalmente a mujeres. Cada persona tiene un patrón diferente de la enfermedad, lo que en ocasiones dificulta el diagnóstico. Esta patología se puede presentar a cualquier edad, pero lo más frecuente es que se inicie en la juventud, por lo cual el diagnóstico precoz es sumamente importante.
El estudio EPISER sobre prevalencia e impacto de las enfermedades reumáticas, realizado por la Sociedad Española de Reumatología (SER), evidencia una prevalencia de unos 10 casos de lupus por 100.000 habitantes.
Qué es
Una miopatía es una patología basada en una deficiencia o anomalía en los grupos musculares. Su origen y tratamiento son muy diversos, dado que para el correcto funcionamiento de un grupo muscular intervienen:
- Impulso nervioso, un déficit o alteración de carácter neurológico tanto de su recepción como transmisión. Dentro de este grupo de patologías de manejo y diagnóstico neurológico están la Miastenia Gravis, Botulismo o el síndrome de Eaton-Lambert, entre otros.
- Membrana muscular: déficit de la excitabilidad o alteraciones en esta. Dentro de este grupo de patologías de manejo y diagnóstico neurológico están las tetanias, parálisis periódicas o derivas de procesos sistémicos, fundamentalmente basado en alteraciones a nivel renal: hiperpotasemia o hipopotasemia.
- Proteínas responsables de la contracción muscular. En este grupo de patologías se encuentran entidades muy diversas. Por un lado, aquellas derivadas de carencias nutricionales relacionadas con el sedentarismo, la desnutrición o alteraciones digestivas que provocan malabsorción. Por otra parte, miopatías inflamatorias como la polimiositis y la dermatomiositis.
- Metabolismo de intracelular. Responsable de procesos de tipo endocrinológicos, como la miopatía mitocrondriales y la glucogenosis.
Diagnóstico
Los especialistas en Reumatología son, en muchos casos, los encargados de iniciar el estudio para establecer el diagnóstico certero ya que muchas de las miopatías comienzan con clínica de dolor, limitación funcional y dolor en los grupos musculares.
En concreto, la Reumatología se encarga del manejo terapéutico, control clínico y funcional de la polimiositis y dermatomiositis. Hoy por hoy, gracias a un correcto diagnóstico y al manejo basado en tratamiento con corticoides a dosis altas en un inicio y fármacos inmunosupresores, ciclofosfamida, azatioprina y metotrexato, que permiten controlar la enfermedad, se puede mejorar la calidad de vida de estos pacientes.
Qué es
La osteoporosis es una enfermedad esquelética en la que se produce una disminución de la densidad de masa ósea. Así, los huesos se vuelven más porosos, aumenta el número y el tamaño de las cavidades o celdillas que existen en su interior, son más frágiles, resisten peor los golpes y se rompen con mayor facilidad.
Causas
En el interior del hueso se producen durante toda la vida numerosos cambios metabólicos, alternando fases de destrucción y formación de hueso. Estas fases están reguladas por distintas hormonas, la actividad física, la dieta, los hábitos tóxicos y la vitamina D, entre otros factores.
En condiciones normales, una persona alcanza a los 30-35 años una cantidad máxima de masa ósea (“pico de masa ósea”). A partir de ese momento, existe una pérdida natural de masa ósea.
Las mujeres tienen más frecuentemente osteoporosis por varios motivos: su pico de masa ósea suele ser inferior al del varón y con la menopausia se acelera la pérdida de hueso (osteoporosis posmenopáusica).
Existen muchas otras causas de osteoporosis: alcoholismo, fármacos (glucocorticoides, tratamiento hormonal utilizado para el tratamiento de cáncer de mama y de próstata…), enfermedades inflamatorias reumáticas, endocrinas, hepáticas, insuficiencia renal, entre otras
Síntomas
La osteoporosis se denomina epidemia silenciosa porque no manifiesta síntomas hasta que la pérdida de hueso es tan importante como para que aparezcan fracturas. Las fracturas más frecuentes son las vertebrales, las de cadera y las de la muñeca (fractura de Colles o extremo distal del radio). La fractura de cadera tiene especial importancia ya que se considera un acontecimiento grave debido a que requiere intervención quirúrgica, ingreso hospitalario y supone para el paciente una pérdida de calidad de vida aunque sea por un periodo corto de tiempo.
Prevalencia
Esta enfermedad afecta principalmente a mujeres después de la menopausia, aunque también puede hacerlo antes o afectar a hombres, adolescentes e incluso niños. En concreto, en España, aproximadamente 2 millones de mujeres padecen osteoporosis, con una prevalencia en la población postmenopáusica del 25% (1 de cada 4). Se estima que esta enfermedad es la causante de unas 25.000 fracturas cada año. Aproximadamente 1 de cada 3 mujeres y 1 de cada 5 hombres mayores de 50 años sufrirá una fractura osteoporótica en su vida.
Diagnóstico
Aunque sea una enfermedad silenciosa, actualmente los reumatólogos cuentan con un gran abanico de herramientas para su diagnóstico precoz y así adaptar el tratamiento, bien para prevenir la pérdida de masa ósea o para combatir la osteoporosis.
Existen hábitos de vida que pueden ayudar a mejorar la calidad del hueso como son: la adecuada ingesta de calcio, el ejercicio físico y no fumar. La cantidad concreta de Calcio varía con la edad, pero muchos adultos necesitarán de 1.000 a 1.500 mg al día. Esta ingesta se puede realizar con alimentos naturales ricos en calcio (sobre todo la leche y sus derivados) o como suplementos en forma de medicamentos (sales de calcio). En este último caso deberá existir un control de su médico sobre la cantidad y la pauta de administración.
De igual manera, la vitamina D es una sustancia fundamental para el hueso. Sus necesidades diarias se consiguen fundamentalmente por la formación de la misma en la piel cuando recibe el efecto de la irradiación solar.
Tratamiento
El objetivo del tratamiento de la osteoporosis es la reducción del número de fracturas por fragilidad.
Como medida generalizada se recomienda mantener hábitos de vida saludable, como una dieta equilibrada rica en calcio, abandonar el tabaco y el consumo excesivo de alcohol, así como realizar ejercicio diariamente con control para evitar caídas. Además, algunas personas pueden requerir suplementos de calcio y vitamina D.
El tratamiento antirresortivo es aquel que evita la pérdida de masa ósea. Dentro de este grupo se incluyen fármacos como los bifosfonatos (alendronato, risedronato, zoledronato…), denosumab, moduladores selectivos de receptores de estrógenos (raloxifeno, bazedoxifeno) y estrógenos. El tratamiento osteoformador, como su nombre indica, estimula la formación de nuevo hueso y dentro de este grupo se incluye la teriparatida. Por último, el fármaco que presenta un mecanismo de acción mixto (antiresortivo y osteoformador) es ranelato de estroncio.
No obstante, el reumatólogo valorará las características del paciente, sus antecedentes patológicos y los factores de riesgo de osteoporosis y decidirá en cada situación cuál es el fármaco más adecuado en cada caso.
Qué es
La policondritis recidivante (PR) es una enfermedad autoinmune considerada como rara que afecta fundamentalmente el tejido cartilaginoso de las orejas, nariz y traquea. Fue descrita por primera vez en 1923 y el término que la define como recidivante se acuñó en 1960 al constatar que se trataba de una enfermedad que cursaba siguiendo un patrón de brotes. No se conoce con claridad cuál o cuáles son los mecanismos que desencadenan esta enfermedad, sin embargo se acepta que su causa obedezca a una predisposición genética (entre los que destaca el HLA-DR4) que se pone de manifiesto una vez que concurren ciertos factores desencadenantes como agentes tóxicos o infecciosos.
A quién afecta
La policondritis recidivante es una enfermedad rara cuya prevalencia ronda el caso por cada 4-5 millones de personas. Se suele diagnosticar antes de los 60 años y después de los 40 sin ninguna predisposición por el sexo del individuo.
Síntomas
El signo más característico de la enfermedad es el aumento irregular de volumen de la porción cartilaginosa de las orejas incluyendo el conducto auditivo externo respetando los lóbulos. Habitualmente compromete a ambos oídos y puede limitar la capacidad auditiva en función del grado de afectación de la conducción externa del sonido. Los pacientes presentan además dolor en los pabellones auriculares, que muchas veces se anticipa a la evolución completa del proceso inflamatorio. Los cartílagos nasales se pueden afectar en una cuarta parte de los pacientes presentando las mismas manifestaciones que las orejas. De la misma forma, los cartílagos traqueales pueden inflamarse provocando pérdida parcial de la permeabilidad al paso del aire con correspondientes síntomas obstructivos como tos y estridor.
Una manifestación frecuente presente entre el 50 y el 65% de los pacientes es el dolor articular intermitente, incluso en algunos casos con hinchazón y limitación a la movilidad. Las articulaciones más frecuentemente afectadas son las muñecas y las articulaciones de los nudillos de las manos.
Diagnóstico
Para diagnosticar esta enfermedad, los reumatólogos estudian la presencia de datos clínicos característicos con carácter recurrente. Ante una sospecha de policondritis recidivante se hace un estudio de imagen de la vía aérea superior y de la tráquea, así como una biopsia del pabellón auricular.
Tratamiento
Hay que tener en cuenta que la experiencia terapéutica con esta enfermedad está limitada por el escaso número de pacientes que han sido tratados.
El tratamiento se puede calsificar en función de si existe o no compromiso traqueal. En casos en los que las manifestaciones se producen en los pabellones auriculares, cartílago nasal o articulaciones, el tratamiento estará alrededor del uso de antiinflamatorios no esteroideos, colchicina, dapsona o corticoides a dosis bajas.
Por otro lado, cuando existe compromiso de la vía área superior, tráquea o se compromete la sensorialidad acústica está indicado el uso de pulsos de metilprednisolona seguidos por dosis plenas de corticoides orales. Junto con ello, en el tratamiento de mantenimiento se ha ensayado con metotrexato, ciclosporina, azatioprina y ciclofosfamida. Entre las terapias dirigidas destaca el uso de Infliximab.
Consulta al reumatólogo
Es importante conocer los síntomas y exponerle todas las dudas al reumatólogo con el fin de establecer el diagnóstico lo antes posible, identificar las posibles complicaciones y comenzar la estrategia terapéutica más adecuada para cada paciente. Todo ello encaminado a conseguir un mejor control de la enfermedad y una evolución favorable de la misma.
Qué es
La polimialgia reumática es una enfermedad reumática inflamatoria, de origen desconocido, que afecta principalmente a personas mayores de 50 años y que ocasiona dolor y rigidez en cintura escapular y pelviana (zona de los hombros y de las caderas). En un 15-30% de los casos puede asociarse con arteritis de células gigantes.
Síntomas
La clínica suele comenzar en los hombros de manera simétrica con dificultad para levantar los brazos y hacer tareas cotidianas como peinarse o asearse. Si afecta a la cintura pelviana, el paciente suele tener dificultad para levantarse de una silla sin ayuda de las manos.
“Conviene aclarar que en la polimialgia reumática no hay debilidad muscular, sino dolor incapacitante que es peor tras periodos de reposo y en la mañana.”
Tratamiento
El tratamiento de elección son los corticoides, en principio a dosis medias, que generalmente suponen un control de la enfermedad en un periodo breve de tiempo. Y posteriormente, dosis bajas de mantenimiento durante un periodo más largo que se evaluará en las sucesivas revisiones con el reumatólogo.
En general, el pronóstico de esta enfermedad es favorable ya que la respuesta al tratamiento suele ser buena. En torno al 10% de los pacientes puede recaer a los 10 años de terminar el tratamiento del brote inicial.
Qué es
La sarcoidosis es una patología sistémica de origen desconocido. Se trata de una enfermedad que se caracteriza por la presencia de granulomas no caseificantes (formaciones nodulillares de carácter inflamatorio) benignos.
Síntomas
Sus manifestaciones clínicas suelen aparecer entre los 20 y los 40 años y puede afectar a cualquier órgano, siendo los pulmones, los ganglios linfáticos y la piel los más dañados. En el caso de la afectación de pulmón, los pacientes tienen síntomas como disnea, tos, dolor u opresión torácica. Las radiografías de tórax muestran patología casi en un 90% de los casos. La piel está afectada hasta en un 20% de los casos, siendo frecuente como manifestación inicial y forma clínica más habitual es el eritema nodoso (lesión oscura dolorosa en superficies extensoras), seguido de las placas y los nódulos.
Las manifestaciones oculares (sobre todo la parte anterior del ojo) se presentan en un 20% de los casos. En cuanto al aparato locomotor, es frecuente la afectación de las articulaciones de mediano tamaño con especial predilección por los tobillos, aunque también se ven involucradas las muñecas, los hombros y las rodillas.
Diagnóstico
Respecto a su diagnóstico, hasta en un 50% de los casos se puede descubrir de forma casual por hallazgos clínicos-radiográficos y la posterior demostración por biopsia de granuloma caseificantes con cultivos negativos para micobacterias u hongos.
Qué es
El síndrome de Sjögren (SS) es una enfermedad inflamatoria, autoinmune, crónica, que se caracteriza por infiltración de las glándulas exocrinas por linfocitos y células plasmáticas.
Prevalencia
La enfermedad afecta de manera predominante a mujeres después de la menopausia, con una tasa de incidencia de 5 casos por 100.000 habitantes, por tanto, se trata de una enfermedad frecuente.
Se clasifica en: primario, si no haya ninguna enfermedad que lo cause, y secundario a otra enfermedad reumatológica, siendo la más frecuente la artritis reumatoide.
Síntomas
Los síntomas clínicos principales están relacionados con la destrucción de las glándulas y son: la sequedad ocular (xeroftalmia) por disminución de la secreción lacrimal, la sequedad bucal (xerostomía) por disminución de la secreción de saliva y la sequedad vaginal. Esta es la forma leve de afectación, que a su vez es la más frecuente.
“Existen patrones de enfermedad más graves, con más complicaciones y peor pronóstico que se caracterizan por una enfermedad extraglandular que afecta a pulmones, riñones, vasos sanguíneos y músculos.”
Se debe consultar al reumatólogo ante los síntomas principales de sequedad de piel y mucosas, ya que en muchas ocasiones no son estos los que más preocupan al paciente y se consulta por síntomas asociados a las complicaciones, lo que supone un retraso en el diagnóstico y el tratamiento.
Qué es
La uveítis es la inflamación de la capa media del ojo, situada entre la esclerótica por fuera y la retina por dentro, que afecta al iris, cuerpo ciliar, la pars plana y/o la coroides. A veces, por extensión, puede afectar también a la retina.
Tipos
La uveítis puede clasificarse según su etiología en cinco grandes grupos: idiopáticas, enfermedades de etiología autoinmune, infecciones, síndromes primariamente oculares, y síndromes de enmascaramiento que abarcan multitud de procesos entre los que destacan los tumores. En este último caso, la uveítis sería una extensión ocular de un tumor primario.
En este sentido, la uveítis se considera idiopática en casi la mitad de los casos lo que significa que no se presenta en el contexto de ninguna otra enfermedad y que su causa es desconocida. Sin embargo, en la otra mitad de los casos su causa se puede diagnosticar y en cerca de una tercera parte de los pacientes la uveítis se produce por una enfermedad reumática, entre las que se encuentran: artritis idiopática juvenil, espondilitis anquilosante, artritis psoriásica, artritis asociada a enteropatías, artritis reactiva, enfermedad de Behçet, algunas vasculitis sistémicas y sarcoidosis, entre otras.
Asimismo, según la localización anatómica afectada, las uveítis se clasifican en: uveítis anteriores, intermedias, posteriores o panuveítis (si afectan a todas las estructuras). En general, los principales síntomas son parpadeos excesivos, visión borrosa, alta sensibilidad a la luz o rojez y dolor en los ojos. En concreto, la uveítis anterior suele cursar con dolor, enrojecimiento ocular y fotofobia de aparición más o menos brusca; pocas veces existe disminución de la agudeza visual y, si aparece, suele ser leve. Sin embargo, en la uveítis posterior existe disminución de la agudeza visual, visión de “moscas volantes” y ocasionalmente fotofobia; por el contrario, no suele existir dolor ni enrojecimiento ocular.
Prevalencia
En cuanto a la incidencia de la uveítis, aunque se puede padecer a cualquier edad, es más propia de jóvenes de 22 a 44 años.
Qué es
El término vasculitis engloba un conjunto de enfermedades en el que la característica principal es la inflamación de los vasos sanguíneos (arterias, arteriolas, capilares, vénulas y venas). Como consecuencia de esa inflamación se produce una disminución del flujo vascular o incluso una interrupción completa del mismo.
El función de la localización de los vasos afectados, su diferente tamaño y los distintos hallazgos histológicos objetivados en la biopsia se han identificado 11 tipos distintos de vasculitis.
Síntomas
Los síntomas generales de esta enfermedad inflamatoria suelen ser fiebre, cansancio, pérdida de peso, afección del estado general, y el desarrollo de manifestaciones clínicas locales como consecuencia de la disminución del flujo sanguíneo que se traduce en isquemia o infarto visceral por oclusión de los vasos sanguíneos (síntomas neurológicos, dolor abdominal, compromiso renal, etcétera).
Diagnóstico
Los expertos han identificado hasta once tipos de vasculitis en función de la localización de los vasos afectados, sus diferentes tamaños y los distintos hallazgos histológicos objetivados en la biopsia. Esta prueba es el método diagnóstico ideal y unida a los otros datos clínicos, analíticos y pruebas de imagen darán la clave diagnóstica, difícil de averiguar en muchos casos.
Origen
El origen de esta patología permanece todavía incierto, salvo en el caso de la vascultitis leucocitoclástica por hipersensibilidad, en la que se puede identificar una causa desencadenante (fármacos, infecciones víricas o bacterianas, o proteínas heterólogas en el caso de la enfermedad del suero).
Las vasculitis pueden desarrollarse prácticamente en cualquier edad, si bien con algunos matices. La enfermedad de Behçet y la arteritis de Takayasu suelen aparecer en torno a los 20-30 años. Otras como PAN, PAM, enfermedad de Buerger, vasculitis granulomatosa alérgica (Churg- Strauss), granulomatosis con poliangeítis (Wegener) y vasculitis primaria del sistema nervioso central afectan predominantemente a pacientes entre 40 y 60 años de edad. En los extremos se sitúan la enfermedad de Kawasaki que afecta a niños y adolescentes y, la arteritis de células gigantes que afecta sobre todo a ancianos.
Cómo afecta a la vida del paciente
Como se ha comentado previamente, la afectación inflamatoria vascular provoca la aparición de síntomas generales como la astenia, pérdida de peso o fiebre y el desarrollo de manifestaciones clínicas locales según el órgano del que se trate como consecuencia de la isquemia (“falta de riego”) por la oclusión de los vasos. Así, se pueden tener entre otros, síntomas neurológicos como la pérdida de fuerza o parestesias, dolor abdominal, afectación renal en forma de insuficiencia renal, hipertensión arterial, afectación visual en la arteritis de células gigantes, disnea por afectación pulmonar, etc.
Por otra parte, los fármacos pueden provocar múltiples complicaciones como osteoporosis, infecciones, diabetes, esterilidad, etc.
Fuente: https://inforeuma.com